Ayer conduje varias horas en
carretera y como siempre te pones a ordenar tu cabeza y te evades. Se que no
debería de hacerlo, se que es peligroso, pero cuando llevas a un adolescente de copiloto aislado del
mundo con unos cascos. Otro par de adolescentes
en la fila de atrás en idénticas condiciones y unos pequeñajos dormidos o enfrascados en una película, te relajas y te
pones a pensar.
Primero piensas en como organizar la
llegada, las maletas y que les vas a dar de cenar. Luego cruzas los dedos para
que este tiempo de tranquilidad de tu furgoneta dure lo máximo posible, conoces
de sobra la siguiente fase de todos se pelean, quieren la Tablet del otro, la
pequeña no para de preguntar cuanto falta y el ambiente del coche puede ser
insoportable. Hay que intentar evitar esa situación, es agotadora y estrenaste.
Una vez que asumes que además aparecerán deberes desconocidos, que la
mitad están incompletos o mal hechos, y que estas vacaciones hemos pasado
de todo lo que guarda relación con el colegio, la culpa es esencialmente mía, estaba
agotada de tanto colegio. Claro que si yo estaba así, como estarían mis hijos
de cansados y sobrepasados del colegio. Da igual un día como voy valen las trampas, si hace falta hago los
deberes que sean con tal de salir del paso. Jamás pensé que yo iba a decir
esto o lo que es peor a hacerlo, pero si así es, esto es un efecto colateral de la dislexia, eres capaz
de hacer tu misma las trampas.