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14 septiembre 2013

Quizás lo debería saber el profesor....







   El otro día os conté como según empieza el curso escolar etiqueto de dislexia a cada uno de mis hijos.  Es verdad que está vez según los he etiquetado les he puesto una etiqueta nueva " gran reserva". Eso significa que es un alumno que merece la pena que conozcan. Antes de contarle al tutor que es disléxico y su multitud de problemillas, ( minimizar un poco para no asustar), le he contado lo maravillosa que es mi hija : su sensibilidad, su capacidad de trabajo, su sonrisa, lo bien que toca el piano, como se deja querer y como la va a sorprender para bien a lo largo del curso. ¡Todo un reto para un profesor tener a mi hija en el aula! Por ahora solo lo he hecho con dos tutores de mis seis hijos, la respuesta está siendo muy positiva. Una de mis hijas que pasa a secundaria y que estaba muerta de miedo y de nervios por el cambio de ciclo se ha calmado de golpe. Ha vuelto a creerse capaz de sacar el curso y se siente bien. Todo gracias a que la tutora, tras nuestra entrevista, la puso en primera fila y cada vez que explica algo nuevo, la mira con mucha complicidad y ve si mi hija ha entendido lo explicado. Al finalizar la clase se sienta dos minutos con ella le pregunta que tal se siente y le revisa su cuaderno para cerciorarse que está todo bien apuntado. ¡Increíble! Un poco de amor, de dedicación y ha hecho a mi hija sentirse bien, estar contenta y verse capaz de afrontar el gran reto de secundaria.

Por eso he decidido hacerme una lista de lo que creo que debería saber el profesor de nuestros hijos. Lo primero de todo y es lo que creo que debemos de conseguir en nuestra primera tutoría es despertar la curiosidad, las ganas y su interés para que conozcan a nuestros hijos. Si no conoces a mi hijo, mi hijo no aprenderá nada de nada.



Una vez que descubres a mi hijo y aprendes como es, verás como tiene infinidad de problemas de lectura. Eso no debe de sorprender a ningún profesor pues en cuanto se sabe que es disléxico se sabe que la lectura no suele ir muy bien que digamos. Pero el problema no es que lea mal o que no entienda todo lo que lea, para eso ya va al logopeda. El problema es que no te imaginas el esfuerzo que le supone a mi hijo disléxico leer y comprender. El problema de la lectura viene del hecho que los disléxicos procesan la información de manera distinta a los no disléxicos y por ello su cabeza debe de trabajar cinco veces más que la de cualquier otro alumno de la clase cada vez que lee.  Es normal que se cansen, es normal que no les guste leer y encima es normal que cuando lean su autoestima quede un poco dañada. Por ello te pido que cuando evalúes a mi hijo le evalúes no solo la lectura, también su esfuerzo. Verás la capacidad tan inmensa de trabajo que tiene.

No te enfades si no recuerda al día siguiente lo que supuestamente se sabía el día anterior. La dislexia es así, dos pasos hacia delante y uno para atrás. Pero tranquilo que al final llegan y encima te sorprenden. Ten paciencia, no te enfades, simplemente vuelve a explicarlo de otra manera. No todo el mundo aprende lo mismo de la misma forma y en los mismos tiempos.

Piensa que aunque veas que la dislexia de mi hijo a veces no se ve, siempre y quiero decir siempre, está ahí. Uno es disléxico de por vida.Ahora, quiero aclarar que por ser disléxico no significa que tenga problemas o discapacidades en su coeficiente intelectual o que tenga un retraso mental,no solo tiene una forma distinta de procesar la información, una forma distinta de trabajar y de aprender.

Con una sola llamada de teléfono a nosotros padres podrás tener el resto de la información que necesites, estamos deseando hacer equipo y trabajar con nuestros hijos. El poder de una simple llamada o un simple correo es algo que un profesor no puede imaginar. Puede ser la base para establecer una buena comunicación con las familias y conseguir trabajar bien con los niños. Es esencial la comunicación fluida.

Creo que todo ello puede ayudar al profesor para que cuando vea que la desesperación y frustración se apodera de mis hijos, cuando los ojos se les invaden de lágrimas y aprietan los labios para que no se les caigan y que nadie se de cuenta en clase, sepa darle consuelo, darle confianza y la ayuda necesaria. Así le evitará tanto sufrimiento, evitará muchos otros problemas que no se puede ni imaginar....a no ser que sea padre de un niño disléxico y pase por ello.

Para terminar le diría al tutor o profesor que cada niño, disléxico o no, necesita la enseñanza adecuada. Un profesor bien informado puede enseñar mejor, adecuar la enseñanza a cada alumno. Puede administrar mejor sus clases, puede utilizar nuevas estrategias para así conseguir que todos sus alumnos triunfen, incluso los disléxicos.


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