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26 junio 2013

...y llegaron las notas de mis disléxicos.








Sí, asi es llegaron las odiadas y temidas notas. Mi estado de la semana de "stand by" ha pasado al del " play" o vuelta a la acción. Ayer con un pellizco en el estómago fuimos a recoger las notas. Dentro de todo lo malo no hemos salido mal parados, todos han salido bien incluso con comentarios valorando el esfuerzo. Hasta aquí, todo en orden, mi estómago se iba relajando. Pero faltaba uno de mis hijos, el que ha sido un suplicio su curso, su tutor y su colegio. Faltaba por tener la prueba de fuego : el boletín final,  dentro de lo malo tuvimos lo mejor. Nos han quedado, pero el pase de curso lo tenemos garantizado, ha remontado mucho, pero este verano hay que estudiar. En esta fase es donde mi estómago vuelve a encogerse. Analizo la situación, puede que os parezca una histérica pero la realidad que siento es la siguiente.

20 junio 2013

Reflexiones sobre el futuro... de un disléxico



Esta semana ha sido de esas semanas que tienes en tu agenda llena de cosas que rematar. Dos hijos míos se han ido al extranjero a aprender inglés, si ya se que para mucha gente dirá que que tontería un disléxico aprendiendo inglés. Pero no voy a entrar en ello, están aprendiendo inglés. Por supuesto que el tiempo me ha enseñado a no machacarles con la gramática o con que escriban. Ya que dejan el colegio, que salen de casa y tienen tantos frentes abiertos a lo largo del curso, ahora solo toca hablar y hablar. Quiero que simplemente hablen inglés, que tengan una buena estructura del discurso y afiancen lo aprendido durante el invierno. Además le sumo a mi semana los exámenes de los mayores y las funciones de los pequeños, eso junto la multitud de fiestas infantiles de cumpleaños, hace que sea de locos.

Por eso cuando acabo de hacer maletas, de mandar niños fuera, de preparar ropa de la función y terminan los exámenes, mi vida hace un parón. Mis noches no son pensar en el examen del día siguiente, en si han metido el chubasquero en la maleta o si he rellenado bien los papeles del chaqueta roja. Estamos en " stand by", esperando notas... Mientras tanto sigo leyendo y viendo vídeos de la dislexia, educación, etc. Entre mis autores preferidos está Ken Robinson, me encanta todo lo que dice. Lo veo tan real y me ayuda a saber enfocar el futuro de mis hijos.

No se vosotros, pero en estos días de " stand by" mi cabeza da vueltas a que será de mis hijos. Como enfocar su futuro, como ayudarles a que sean hombres de bien y sobre todo felices y satisfechos consigo mismos. Reflexiono sobre que debo primar en la educación de ellos, está claro que al ser disléxicos y tener tanto logopeda y esfuerzo extra tengo que priorizar, no podemos hacer todo aquello que consideremos interesante o divertido, tengo que ver que es lo esencial. Lo esencial sin lugar a dudas es la terapia, eso va por delante de todo, pero y luego que...Clases de idiomas, música, deportes y...jugar. Entonces decido que en segundo lugar jugar y tiempo libre para aprender a aburrirse y disfrutar de la familia.  Pero según van creciendo y vas viendo como la sociedad se hace más competitiva, como no solo tienen que ser universitarios y hablar idiomas, tienen que ser más...¿ y como puedo yo ayudarles?

12 junio 2013

Todo disléxico tiene su historia.




  El sábado tuve la suerte de asistir a un encuentro de madres blogueras que organizaba madresfera de la revista Yo Dona. Parece todo extraño, pero para las novatas como yo en el mundo del blog, de las nuevas tecnologías, etc. os diré que es un mundo inmenso, lleno de madres con distintas inquietudes, pero fascinante. Cuando les preguntaban a todas las madres blogueras el como empezó todo, que les movió no solo a escribir, si piensan seguir con ello... Todas transmitían el mismo mensaje. Escribí, pues estaba desesperada ante tal o cual problema que tenía y por supuesto que seguiré escribiendo, me encanta compartir y que la gente comparta conmigo. Algo tan sencillo es lo que me pasa a mi. Empecé hace pocos meses a compartir mis experiencias con la dislexia, mis inquietudes, sentimientos y agobios. He visto que somos muchos y que todos tenemos algo que compartir y contar.

  Todos tenemos una historia, seamos o no disléxicos. Toda historia tiene muchas historias, más si eres disléxico. Cuando contamos nuestra historia tenemos varias opciones al contarla, yo personalmente en función de mi estado de ánimo la minimizo, la saco del contexto o le doy un toque de humor. Las historias también cambian con el paso del tiempo, hacen que no cambien los hechos, pero si que las veamos de otra forma, con otro espíritu. Pero todos tenemos una historia que compartir, en mi caso es la dislexia. 

  En estos meses he podido ver como todos los que escribís contáis vuestra historia. Podríamos decir las distintas historias que hacen conocer las distintas caras de la dislexia. Caras distintas, pero mismos sentimientos, mismas sensaciones y mismas imágenes que nos vienen a la cabeza cuando leemos otra historia que no es la nuestra. Al final veo que gracias al blog y a contar mi historia todos conectamos entre nosotros mediante nuestras historias hacemos un nexo de unión. La causa es muy sencilla todos compartimos los mismos sentimientos en las distintas historias: la dislexia.

07 junio 2013

Entiende la dislexia y me conocerás mejor.


Como me imagino que el resto de madres del planeta están como yo en estas fechas de fin de curso, entre actuaciones, cumpleaños, exámenes y demás líos, apenas encuentro el momento para sentarme y centrarme. Lo cierto es que si que encuentro el momento para leer, gracias a las nuevas tecnologías, a poder tener internet allí donde vayas y a estar conectada al mundo... pues mientras estoy esperando en doble fila en la puerta del colegio a que salgan mis hjjos, mientras espero a que termine el pedagogo, o mientras nada una de mis hijas, voy leyendo y leyendo, y poco apoco aprendiendo más sobre la dislexia. Quizás eso sumado a la edad, a los años que llevo conviviendo con ella y a que yo como el resto de los humanos la vida me ha hecho más pausada, más reflexiva y más paciente, veo que para poder entender bien a mis hijos tengo que entender su dislexia. Obvio, pero aunque os parezca obvio no siempre es tan evidente. 

El otro día me preguntaba a mi misma como es que me cuesta más llevar la dislexia, educar y entender a mis hijos los mayores que a los pequeños. Con los mayores se me va la vida en ello, lucho y no paro. Me estreso y sin quererlo les estreso a ellos. Soy muy exigente con ellos y conmigo misma. Cuando llego a mi cuarta hija, que además de tener infinidad de problemas, es nerviosa, dispersa pero adorable, veo como soy otra madre. Aunque me desespero, y claro está que grito y me pongo de muy mal humor infinidad de tardes, cuando no hace los deberes, cuando se trae lo que no tiene que traerse pero su mochila va a reventar de cuadernos que no necesita, cuando me dice que ya ha acabado y simplemente ha copiado los enunciados de los ejercicios en el cuaderno y pretende escusarse con un "... ya lo he intentado pero no me sale". Aun así soy más benevolente con ella que lo fui con mi hijo el mayor. Y he aquí la pregunta que llevo toda la semana dándole vueltas ¿por que? Sin duda alguna no hay una sola respuesta hay varias.