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13 abril 2013

Dislexia...y tenemos que seguir tirando del carro.





  Esta semana ha sido una semana cuesta arriba, muy cuesta arriba. De esas que deseas que llegue el viernes, que se acabe todo, que vuelvan las vacaciones, que no tengas que seguir llevando a tus hijos al colegio, que deseas que llegue el verano y no ver durante un tiempo a los profesores, de no saber nada de la dislexia, de las notas, de los deberes y de nada. De que me dejen vivir tranquila con mis hijos, de que nos riamos y de que nos relajemos. Que no tuviesen que ir al colegio, que no tuviesen exámenes, y sobre todo que no tuviesen notas.

  Hemos vuelto de vacaciones y me han llegado las temidas notas. ¡Horror! con tantos hijos he tenido de todo, es de suponer. Los que las han tenido buenas, que se ha visto reflejado su esfuerzo en sus calificaciones, ha sido todo un premio para ellos. Pero dos de mis hijos no han tenido esa suerte

  Una de ellas, que se ha esforzado mucho, que se siente muy insegura y que tiene muchas dificultades ha tenido un comentario muy poco afortunado de su profesora. Todo lo que viene a decir tiene que ver con su dislexia. Luego, si analizo las notas atentamente, brillantes no son pero tampoco son un caos, pero el comentario, que es en lo que mi hija verdaderamente se fija no ha sido afortunado. Tanto es así, que no le he enseñado las notas, no le he dado ninguna importancia. Simplemente las he firmado a todo correr y como son electrónicas, le he dado a enviar y fuera del ordenador. Fuera de casa y fuera del alcance de nuestro. Fuera, pues no quiero que le hagan daño, no quiero que se hunda y no quiero que lo pase mal. Me da pena, creo que la profesora no se ha dado cuenta del alcance de sus palabras. Creo que ha sido sin querer, pues tengo que decir que en el aula está ayudando mucho a mi hija, que está sacando un rendimiento escolar de ella muy bueno. Pero por favor que cuando hablen de ella, que cuando le pongan sus notas, no se olviden que es disléxica. Como seguramente si fuese sorda o ciega, no se olvidarían de ello en su evaluación. Los sordos, los ciegos son gente tan capacitados o más que una persona que pueda ver u oír. Simplemente tienen una dificultad añadida a su aprendizaje, los disléxicos igual, son niños muy capacitados, pero con una dificultad añadida en su aprendizaje. La faena es que la dislexia no se ve como la ceguera o la sordera, simplemente aparece escondida, disimulada. Pero basta con que sepas en que consiste, que alcance tiene, para que veas que está ahí, dentro de las cabezas y que necesitan ser atendidas, con el mismo cariño o dedicación que tratarías a un niño sordo o ciego en tu aula.

  El otro hijo mío ha sido peor. Mismos suspensos que en la primera evaluación. Profesores no dispuestos a colaborar. Profesores que no dicen toda la verdad. Que te dicen que es el primero en entregar sus exámenes, cuando en su vida lo ha hecho, cuando para empezar los recogen por orden alfabético y cuando en verdad la ley le da un tiempo extra por un motivo, no por amor a la dislexia. Un colegio que no quiere reconocer que no te han ayudado hasta el mes de abril, donde no están dispuestos a premiar el esfuerzo de tu hijo, aunque sea un esfuerzo tardío. Yo nunca había llorado en una reunión con los profesores. Pero que duda cabe que el camino de la dislexia es largo y a veces tortuoso. Me faltaban experiencias como madre por vivir, me faltaba llorar en público. Lloré por el daño que le estaban haciendo a mi hijo. Lloré de impotencia. Lloré pues me iban a tirar por la borda el trabajo hecho durante muchos años. No me refiero a corregir los síntomas de la dislexia, la ortografía, comprensión, espacialidad y demás. Digo el trabajo emocional, el que tu hijo se sienta normal, sin complejos, con la autoestima fuerte, que se sienta bien y sea feliz. Lloré pues estaba corriendo el riesgo que le dañasen toda su estabilidad emocional, toda su forma de ser , todo lo que el era como persona. Lo peor de todo es que me fui con la sensación de ser una auténtica incomprendida. Si yo madre, me sentía así, ¿como se sentiría mi hijo?

  Pero una vez más, después de desahogarte. Después de contárselo a mi madre, a mis íntimas amigas, y poco a poco a todo aquel que se me cruzaba en el camino. Soy así, no soy capaz de esconder mis emociones, ni mis problemas de cara a terceros. Por fin me desahogue, me calme y una vez más seguimos tirando del carro. Por supuesto que en casa no le hemos dado ninguna importancia a las dichosas notas. Hemos seguido nuestras vidas como si nada.¡ Y a vivir que son dos días! a seguir protegiendo a mis hijos del daño que el sistema y la ignorancia de sus profesores les puede hacer. El optimismo a vuelto a mi, me río y simplemente cruzo los dedos para que pasemos de curso. Deseo que lleguen de nuevo las vacaciones tanto o más que mis hijos. Pero como ellos son más listos que yo, siguen sonriendo, siguen estudiando y siguen siendo ellos. Saben que mi marido y yo les respaldamos , que sus suspensos, siempre y cuando se hayan esforzado, no los miramos y que les queremos. Me están dando de nuevo una lección, ante la adversidad se vienen arriba de una manera que yo no se si con sus edad lo habría hecho. Son unos luchadores natos.

[tags] dislexia, disléxico, rendimiento escolar, notas, profesores, madre, fracaso escolar, incomprensión [/tags]


9 comentarios:

  1. Dios mío, como te entiendo. Como siempre siento como si yo estuviese contando mi propia experiencia. Yo he llorado una vez en una reunión con una profesora ... Y también estoy deseando que llegue el verano !!!!Las vacaciones!!!! . Pero sabes que te digo? Mi hijo mayor (16) que no ha sido diagnosticado como disléxico pero en mi opinión lo es, este año termina la ESO y estoy super orgullosa de él. Y no se le pone ya nada por delante. Muchas horas de estudio, mucho esfuerzo, fustraciones... Recuerdo el año pasado cuando su profesor de sociales me dijo que a su madre le habían recomendado que no hiciera el bachiller porque no podría. Y su madre lloró en aquella reunión... Después me dijo que mis hijos tenían mucho camino ganado a sus compañeros: una gran disciplina de trabajo, esfuerzo, voluntad... que es lo que asegura el triunfo en los estudios posteriores. Y estoy de acuerdo con él. La voluntad y el esfuerzo es lo mejor que han aprendido estos años... Con eso se consigue TODO.
    Gracias por compartir tus experiencias y sentir que no sólo nos pasan a nosotros.

    Rocío

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    1. A mi me encanta ver que no soy yo sola la que lloro.
      Un abrazo y mil gracias
      Maria

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  2. A mi me encanta ver que no soy yo sola la que lloro.
    Un abrazo y mil gracias
    Maria

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  3. Es increible estoy leyendo tu blog y me siento igual de identificada que tú porque los comentarios de las notas de mi hijo sobraban ni han tenido lo que se tiene que esforzar para poder hacer los examenes y en los comentarios tengo que ver como le dice que tiene que estudiar más para los controles, que tiene muchas faltas,.. buffff que impotencia de verdad y ver como tu hijo de 8 añitos te dice: " mami todo mi esfuerzo no tiene recompensa" se me parte el alma, yo siempre he sido muy positiva y a mi hijo nunca le faltará ni una sola palabra que no sea positiva y le siga levantando la autoestima cuando él está derrumbado porque aunque él aun sea pequeño no es tonto y él sabe que hace todo lo que puede y más pero ... Muchas gracias.

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    1. Gracias a ti. Me reconforta ver que somos muchas pasando por lo mismo....
      Un abrazo y viva el optimismo!
      Maria

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  4. Mi hija la semana pasada faltó al colegio porque tenía gastroenteritis. El lunes cuando volvió al colegio a su profesor lo único que se le ocurrió decirle es que se había perdido muchas cosas, sin más. Ya no porque sea disléxica, simplemente porque es una alumna creo que su profesor debería haber intentado ponerla al día de lo que habían hecho en clase, hacer hincapié en lo más importante que se había perdido, intentar explicarle sobre todo lo que habían avanzado en matemáticas (el sistema métrico decimal que a la niña se le da fatal), pero no nada de eso ha ocurrido. Ella apuntó que tenía mañana jueves un examen de cono porque lo vió en la pizarra, pero ella misma dice que se siente perdida.
    Se que tengo que ir a hablar con su profesor, pero solo de pensarlo me entran, a mi también, ganas de llorar, porque se que su respuesta va a ser la de siempre, que tiene que trabajar y estudiar más, y que no debo sobreprotegerla tanto.
    Si no la protejo yo ¿quién lo va a hacer?
    Mercedes

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  5. Siempre se salen con algo, todo menos reconocer un fallo. ¡Con lo fácil que sería simplemente pedir disculpas, o ni eso, poner remedio a la metedura de pata! Lo más sencillo es decir que es culpa del niño, que es inmaduro, que la madre lo sobreprotege. Pero lo mejor es que la ley también los ampara, no muy bien, pero algo hay como el tiempo extra en los exámenes. ¿Será por algo? ¿No será por casualidad que necesitan más ayuda? ¿ No será que la ley los ampara por estar desprotegidos?
    Te entiendo, mi hijo de dieciseis, tras hablar con todo el colegio, tras garantizarnos el tiempo extra, tras decir los profesores que no lo necesitaba, tras pedirlo mi hijo, tras protestar mil veces, ahora me dicen que es que no lo ha pedido de manera muy explícita, que debería de hacerlo de forma más directa. Todo menos reconocer que no están cumpliendo lo que me prometieron. Gracias a la encargada del departamento de orientación, a mi persistencia y a no tirar la toalla, creo que después de todo el curso espero conseguirlo en el mes de mayo.
    Un abrazo y mucho ánimo...
    Maria

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    1. Hoy me siento como tú cuando escribiste este post, tengo unas ganas locas de que termine el curso, de no pensar en los deberes, de que mi hija no me diga que solo se hablar de clase y de los deberes (la pobre está cada vez más harta de mí, supongo que debo aflojar un poco).
      Ayer le dieron las notas de los últimos exámenes, mates (el dichoso sistema métrico) con un 6,9; en lengua que había sacado un 5,35 se lo suspende por las falta, y en cono le baja la nota de 6,85 a 5, también por las dichosas faltas.
      No se como hacerle entender que si mi hija tiene faltas (y muchas 19 en lengua y 29 en cono)es porque es disléxica, que eso forma parte de su problema, que no va a mejorar porque le quite nota en los exámenes, ni tampoco porque se las remarque bien remarcadas, que desde lejos no se ve el texto, sólo rayas y círculos de color verde.
      El problema del maestro de mi hija es que piensa que no es disléxica, a pesar del diagnóstico que le llevé, y de las orientaciones que el orientador del centro (muy a su pesar) le dio. Entonces como mi hija no es disléxica, simplemente es dejada o vaga, o como me dijo una vez es solo una niña "que no va bien".
      Un abrazo y gracias por escribir este blog, que también nos permite a nosotras desahogarnos de vez en cuando.

      Mercedes

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  6. Hola Mercedes,
    Pues sigue dando la lata, aunque te digan que dejes de presionar tanto a tu hija, como me dijeron a mi el otro día. Da igual, te dirán como mucho que tiene una dislexia muy leve y corregida. es decir, visto con sus ojos nada de nada, niña vaga o dispersa. Pero no te rindas, sigue dando la lata, tienes que conseguir ganarles a ellos por el bien tuyo y de tu hija. Diles que la adaptación curricular dice que solo se tengan en cuanta las faltas en las pruebas de ortografía y no en el resto de asignaturas. Además que le hagan pruebas orales para compensar la nota mala de ortografía. Se pesada aunque te tachen de histérica, loca, da igual.... tu estás en el camino correcto, los confundidos son ellos.
    Encantada de que escribas y nos cuentes. Somos muchos pasando por lo mismo.
    Un abrazo y mucho animo!

    Maria

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