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28 febrero 2013

Dislexia sinónimo de incomprensión.





  Al leer el título supongo que muchos vais a creer que hablo de la incomprensión en los niños. No, hablo de la incomprensión de terceros hacia nosotras madres. Digo madres pues solemos ser las que más estamos en el día a día escolar, pero también incluyo a los padres. Hoy he tenido uno de esos días de incomprensión con la dislexia de uno de mis hijos. Que daño pueden llagar a hacernos a nosotras como madres de disléxicos terceras personas. ¡Como duele! A mi me ha pasado hoy con un profesor de matemáticas. Supuestamente está en el aula para enseñar y ayudar, no para pasar del alumno y simplemente transmitir lo poco bien o mal que va tu hijo.

  Pues os cuento un poco la historia. Uno de mis hijos no va muy bien en matemáticas, va suspendiendo todos los exámenes. Hasta este curso era una asignatura que la llevaba bien, pero este año nos ha tocado un profesor que yo suelo calificar de estrella. Los profesores estrella, son aquellos que suelen tener fama de duros, no solo dentro del cole, sino fuera de el. Parece que eso da más prestigio y más miedo a los alumnos. El número de suspensos en su clase es alto y es el que dicen que mejor prepara. Yo creo que son un fiasco la mayoría de las ocasiones, pues solo saben preparar al niño que no tiene problemas al que tiene algún tipo de dificultad lo deja aparcado. Por lo tanto el profesor estrella suele estrellar a tu hijo. Es verdad que si consigues aprobar y pasar el curso con él, le pones una super estrella a tu hijo, por ser capaz de andar todo el año por una asignatura llena de minas puestas por el profesor y otra a los padres por haberlo aguantado.

25 febrero 2013

¿Mamá que es la dislexia?

¿Que es la dislexia? Esta pregunta tarde o temprano la tenemos que contestar a nuestros hijos. Personalmente no me acuerdo cuando me la preguntaron por primera vez, lo que si que se es que tras todos estos años, es una pregunta que de vez en cuando me la vuelven a hacer. Es un concepto nada fácil de comprender, ni de explicar a los niños. 

Seguro que al igual que todos vosotros habréis navegado horas buscando definiciones sobre la dislexia. Hay muchos expertos que tienen infinidad de teorías. Al final nadie concreta de manera definitiva que es la dislexia. Es un concepto tan amplio, que se manifiesta de tantas formas que es difícil de acotar o delimitar. Lo que si tenemos que tener claro que no es una enfermedad, no es una malformación, simplemente  es una dificultad en el aprendizaje. Pero el porque de ello es muy difícil de saber. Mi interpretación más simplificada para contarle a mis hijos es que las dos partes del cerebro están conectadas como los ordenadores. La mayoría de la gente las tiene conectadas de una forma similar, luego están los que tienen las conexiones distintas como ellos. Tienen un programa en su ordenador, que es su cabeza, distinto al del resto, pero no por ello peor, solo distinto. Es como Windows o Apple, los dos son buenísimos y funcionan igual, pero son distintos.

22 febrero 2013

¿Por ser disléxico tengo que ser inmaduro?

Como dijo Rousseau, cada etapa de la vida, cada edad, tiene la madurez acorde a ella. Por lo que podríamos decir que cada niño es maduro de acuerdo a la etapa de su vida. No es que un niño sea más maduro que otro, si no que su madurez va en relación a la etapa, a las circunstancias que le toca vivir. Por lo que no sería comparable una madurez de un niño con la de otro de la misma edad. Cada niño tiene sus circunstancias y sus particularidades por lo que lo hace único e incomparable. ¿Por qué digo esto? Lo digo pues cada vez que voy a tutoría o hablar de mis hijos con los profesores es un tema que sale a la palestra: la inmadurez. Cuanto mayor grado de dislexia tiene uno de mis hijos suelen decirme que es más inmaduro que el resto. ¿Es eso cierto? No lo creo.

Lo primero que creo es que cada uno tenemos nuestro concepto propio de la madurez. Ni siquiera los profesores suelen tener claro su baremo para considerar quien es o no es más maduro. No hay en el claustro de profesores un concepto unánime de la inmadurez, cada uno la interpreta y concibe de una manera. ¿Como sabemos quien es el más maduro? ¿El que se organiza mejor en sus deberes? ¿El que muestra una actitud más responsable ? ¿El que mejores resultados saca? ¿El que es más solidario con sus compañeros? El que que, verdaderamente no lo se y estoy cansada de que siempre la dislexia suele ir acompañada de la palabra inmadurez. Creo que son más inmaduros para ciertas etapas del aprendizaje pero en cambio son mucho más maduros, en otras facetas de la vida. Son incluso más maduros que algunos profesores que les imparten clases. Para empezar saben lo que es ser distinto a la mayoría. Lo cual es una lección que no todos aprendemos. Cuando digo distinto me refiero a que ven la realidad de manera distinta a nosotros, siendo iguales que nosotros. La madurez va adquiriéndose según cada persona va viviendo las etapas sucesivas de la vida que le toca vivir. La madurez viene a ser una capacidad que desarrollamos y adquirimos según el dinamismo de cada individuo. Por lo tanto hablar de que tu hijo es disléxico e inmaduro no siempre es cierto. Creo que es una etiqueta muy fácil de colgar al niño para explicar y encasillar ciertos desordenes que tiene. Es muy cómodo lo clasificamos y lo encasillamos en un grupo, el de los inmaduros. Un problema menos, se lo digo a los padres, los desordenes que presenta los achaco a eso y a  seguir con el curso. Sin adentrarme en lo que verdaderamente necesita  que es ayuda y mejorar su dislexia.

18 febrero 2013

Leo, pero no lo entiendo.¿Soy disléxico?






  Como en otro artículo os comenté , mi hijo empezó la terapia con psicomotricidad. Poco a poco iba leyendo.La lectura iba entrando de manera tranquila, como si se deslizase por la puerta de atrás, pero apareció. Sin ningún estres, gracias a que su profesora del colegio nos dejó ir a nuestro ritmo. Sin prisas, creyendo en Fernando y dejándole trabajar despacio pero avanzando. Prueba de que la dislexia es algo independiente de los idiomas, es que de repente mi hijo leía en dos idiomas: español y francés. Así estuvimos todo primero de primaria, yendo dos días por semana a hacer psicomotricidad. No solo nos ayudó a leer, sino que nos ayudó a ver que había mucha gente con problemas similares al de Fernando, e incluso peores. Cuando ves que hay gente como tu, cuando ves que no eres el único, que duda cabe que algo de consuelo encuentras.

  Tras estar todo un curso académico y un trimestre más del siguiente curso, haciendo psicomotricidad, me dijeron que teníamos que empezar con lectoescritura. Personalmente creí que sería algo rápido, una vez más no veía más allá de mis narices, no veía el problemón que teníamos. No solo fueron unos meses, sino que fueron bastantes años. Creí que como ya leía, simplemente sería cuestión de afianzar los conceptos. ¡Que incrédula!

16 febrero 2013

Soy disléxico, pero soy un niño normal.




Un reto que hemos tenido en nuestra casa desde el principio, es el que nuestros hijos sean normales. A pesar de tanta terapia y de ser todos disléxicos, hemos intentado mantener el humor y ver todo normal. Tanto lo hemos intentado, que mi marido y yo vemos nuestro caso de tantos hijos disléxicos como algo normal. Nos reímos cuando vemos las caras y los comentarios de la gente al enterarse de nuestro caso. 

Creo que en esta parte de la dislexia el que ha tenido el papel más importante para lograrlo ha sido mi marido. Quizás sea que al ser el disléxico no le ha dado ninguna importancia, quizás sea que tiene un carácter mucho más pausado y tranquilo que yo, sabe "normalizar" las situaciones extraordinarias. No lo se, lo que es cierto es que esos días de desesperación delante de los deberes, esas tutorías donde el profesor te dice una lista larga de problemas de tu hijo,  esas semanas donde no ves el final del túnel; el siempre sabe quitarle importancia y verlo todo de una manera muy objetiva. Siempre me dice que ni tan malo como nos lo pintan, ni tan bueno como otras veces nos dicen.

10 febrero 2013

La dislexia: distintas caras de una misma moneda.




No siempre ocurre que no haya uno sin dos, pero en mi caso así fue. Como ya os comenté, tras el diagnóstico de mi primer hijo, me volqué de lleno en él. El tercero de mis hijos, Pelayo había empezado la guardería, tenía dos años y no hablaba. No hablaba nada, pero siempre te cuentan de algunos niños que no han hablado hasta muy tarde, que en cambio cuando rompen a hablar hablan del tirón. Yo, tengo que decir que no me paré ni un minuto a pensar que le pasaba algo.

Pelayo era un niño que a diferencia de sus hermanos no le gustaba nada ir a la guardería y ello suponía una pataleta diaria en la puerta. Así como Fernando era muy dócil, este tenía mucho genio. Justo antes de navidades una tía mía se llevo a los niños a ver belenes, al volver a casa me dijo que debería de preocuparme por Pelayo. No era normal que no hablase nada. El lunes siguiente, al ir a terapia se lo comenté a la pedagoga. Me buscó un hueco y el miércoles por la mañana lleve a  Pelayo a que le viesen. Efectivamente, mi hijo necesitaba ayuda. No hablaba nada. Tenía un retraso en su vocabulario, no era nada importante, pero si que necesitaba logopedia. Así que empezamos con el más difícil todavía. Mientras Fernando hacia su terapia en el centro que duraba unos tres cuartos de hora, yo llevaba a Pelayo a a casa de la pedagoga, para que le hiciese la logopedia a Pelayo.¡Por lo menos coincidíamos en días!

Al principio las pataletas eran tremendas, no se quería quedar, lloraba y se agarraba a la puerta. Pero según fueron pasando los días, los avances fueron evidentes Pelayo empezó a hablar. Su carácter se fue suavizando, empezó a poder comunicarse. ¡Que logro!gran parte de su carácter, de su cabezonería y mal genio venían de la falta de comunicación. No podía expresarse, no podía hablarnos. Los progresos fueron muy rápidos, en pocas sesiones dio un cambio radical.

08 febrero 2013

Disléxico sí, listísimo también.



  Que ser disléxico no significa que uno es menos listo, menos espabilado que el resto, es algo obvio. Sí, algo obvio, pero que no siempre lo parece. El desconocimiento sobre la dislexia y sus características hace que mucha gente te insinúe, porque esas cosas no se suelen decir así como así, que tu hijo es poco espabilado. El lenguaje corporal dice tanto como el verbal, basta una mirada o una actitud para que todo quede dicho. Si encima añadimos el hecho que estos niños no suelen sacar al principio notas altas, que suelen tener malos resultados académicos, pues puede parecer que son menos listos. En Madrid, somos especialistas en creer que el colegio de nuestros hijos es el que tiene el mayor nivel de exigencia y por lo tanto, nuestro ego crece al ver que encima van bien en ese colegio. Nuestros hijos son lístisimos. Es como con la lectura, creemos que quien antes lee es más listo. Hasta que te toca tu hijo disléxico, que empieza a tropezar en primero de primaria, a tropezar una y otra vez, mientras que los demás van como si nada. Es más, el resto de sus compañeros tienen tiempo para hacer todo tipo de actividades extraescolares, los deberes son un mero trámite y sacan buenas notas. Mientras tú y tu hijo vais corriendo a terapia, hacéis los deberes con esfuerzo y encima los malos resultados suelen ser frecuentes.

  No solo yo, sino muchas otros padres que he ido conociendo con hijos disléxicos, una vez que les han hecho todas las pruebas, una de las cosas que hacemos más incapie es sobre el coeficiente intelectual del niño. Hablamos de ello como para reafirmarnos que no solo nuestro hijo no es menos espabilado, sino que encima su coeficiente suele estar en mucho casos, por encima de la media normal. Cuando nuestros hijos se esfuerzan, estudian y sacan suspenso lo comentamos a nuestro círculo cercano, siempre terminamos con la coletilla de lo inteligentes que son nuestros hijos, aunque los resultados académicos , así como, el día a día parecen demostrar lo contrario. Es como si tuviésemos que justificar al mundo y a nosotros mismos, que nuestros hijos son tan listos como el resto.

07 febrero 2013

Dislexia: Cuando los pequeños logros que son grandes triunfos.




Aunque suene a típico mensaje de autoestima o autoayuda. Es verdad, que cuanto más estás volcada en el día a día, cada logro por pequeño que sea, lo recibes con tanta alegría, que al final es un gran triunfo. Como os he ido contando en estos días empecé a descubrir este mundo hace varios años, pues bien hoy sigue siendo el día que me sigue pasando lo mismo.

El año que Fernando empezó la terapia al principio tardaron un poco en aparecer los pequeños logros. Pero todavía me acuerdo del primero: " murciélago". Sí, por tonta que parezca esta palabra, el libro de lectura de mi hijo trataba de una bruja que se llamaba Frisapla y su amigo el murciélago. En español es una palabra difícil, que a todos mis hijos se les atraganta, dicen " murciegalo". En francés se dice "chauvesouris" que se traduciría como ratón calvo. ¡Bueno! pues algo que parece tan sencillo, no lo fue. Nos costó casi toda la semana decodificar la palabra. Fue un palabra que simplemente se le atascó, nos involucramos todos tanto que hasta el padrino de mi hijo, que es calvo se hizo una foto con él y se la puso en su cuarto para que viese la calva y no se le olvidase la palabra. Todavía está la foto en casa y me río cuando la veo. Al cabo de los días salía Fernando del colegio con una sonrisa tan maravillosa, había leído en alto, delante de la clase y Amaya, su profesora le había dado la enhorabuena. Lo primero que me dijo . "Mamá no me ha pasado nada al leer "chauvesouris". No me he parado, lo he hecho del tirón"¡ Estaba tan contento! había ganado un smilie en clase. Cuantos más smilies, mejor. El que  conseguía un cierto número de smilies le regalaban un lápiz.  Era el primer triunfo de mi hijo. Yo no os lo puedo decir, estaba que no cabía dentro de mí. La profesora que sabía todo el esfuerzo que conllevaba el leer esas dos líneas en alto, salió para decirme que Fernando era un campeón.A mi me faltó tiempo para coger el móvil y llamar a mi madre a contárselo, y a continuación claro está a mi tío Paco que es el padrino de mi hijo. Esa tarde mi hijo se sintió el campeón de las letras

05 febrero 2013

En la dislexia a palabras necias, oídos sordos :¡viva la intuición!

Como dije ayer una vez que verdaderamente me enteré de la dislexia de Fernando empezó el largo camino. Poco a poco fuimos haciendo de la terapia una rutina en nuestras vidas. Igual que uno tiene clases de ingles o deporte nosotros teníamos Pilar. Así llamábamos nosotros la terapia pues era Pilar la que la impartía. A mi alrededor no tenía a nadie con el mismo problema que yo, todo el mundo creía saber que era la dislexia pero en verdad no tenían ni idea. No solo mi familia o amigos, incluso algunos profesores.

Por mi forma de ser soy muy habladora, cuando tengo un problema creo que contándolo a mucha gente termino por quitarle importancia y el problema reduce considerablemente su tamaño. Soy así, quizás sea mentira y en verdad no ocurra nada de eso, pero a mi me parece lo contrario. Por ello empecé a hablar de la dislexia de mi hijo a todo aquel que se me cruzaba, era mi monotema. Empecé a la vez a leer mucho y a informarme sobre ello. Cuando os digo que hablo mucho es que hablo de verdad. Como desde que empezó la terapia las personas que veía más a menudo eran Pilar y otras pedagogas del centro, pues imaginaros todo lo que hablaba cada vez que íbamos a la terapia. Les preguntaba mis dudas, me informaban de los pequeños avances de mi hijo, me recomendaban lecturas,pero sobre todo me calmaban, me tranquilizaban y le quitaban toda importancia al tema. Era maravilloso pues más que enseñar a mi hijo, me enseñaban a mi a ser madre, a tratar el tema con naturalidad y a no desesperarme. Fueron un gran apoyo.

Os preguntareis el porque de a palabras necias, oídos sordos, pues muy sencillo,

04 febrero 2013

Lo veo pero no me lo creo.....no me creo la dislexia







Empiezo a hacer memoria y veo que aunque a mi marido le costó más que a mi ver que mi hijo el mayor era disléxico,que necesitaba terapia y mucha dedicación, yo a mi manera también tarde en asilmilarlo. Vale que admití sin ningún tipo de reticencias el diagnóstico y que necesitaba terapia. Pero una cosa es admitirlo, dejarte asesorar y otra muy distinta es ver la magnitud del problema, en toda su dimensión. Una cosa es saberlo y otra interiorizarlo.

Como os dije el otro día, cual sería el grado de dislexia de mi hijo que le buscaron terapia sin tener hueco alguno, literalmente lo colaron y lo metieron en un grupo a las siete de la tarde con niños mayores que él. Visto con la perspectiva del tiempo, yo no lo vi como nada raro o excepcional, no veía más allá, ni siquiera veía que eso no era cuestión de unas semanas, sino de años. Cuando digo años es que fueron cuatro años de terapia, durante parte de esos años aumentaron de dos sesiones semanales a cuatro sesiones. Pero yo en aquel entonces seguía con los ojos cerrados. Así pues el primer lunes llegó y empezamos la terapia. Deje a mi hijo en el centro, aparqué el coche como pude y a esperar. Mi hijo era y es un niño muy fácil y muy dócil. No preguntó nada, simplemente entró en la sala con Pilar. Al salir salió contento, alegre y con una sonrisa. La terapeuta  sonrió ante mi pregunta: "¿Cuantas sesiones crees que va a necesitar? ".

01 febrero 2013

De vuelta a empezar....el camino de la dislexia






La semana pasada al ir a recoger a mi hija la pequeña al colegio el profesor me dijo que si tenía un minuto para hablar con él.  Sonreí para mis adentros y ya me olí por donde iban a venir los tiros. Era algo que mi marido y yo presentíamos, pero confiábamos que fuese simplemente una obsesión nuestra. Al parecer no éramos los únicos en ver que nuestra hija empezaba a tener problemas, nada grave pero algo sucedía.

Mi hija cumplió tres años en diciembre, es la pequeña de seis hermanos, y se escolarizó en septiembre del 2.012 por primera vez. Su profesor conoce a todos sus hermanos , a la mayoría de ellos los ha tenido como alumnos, por lo que tiene mucha confianza conmigo y conoce la dislexia de mis otros hijos. Muy brevemente me dijo que necesitaba ser evaluada por un logopeda, que dados los antecedentes de sus hermanos sería conveniente descartar posibles problemas, mi hija habla mal con respecto a los niños de su edad.  No era nada nuevo, en casa ya nos habíamos dado cuenta de que no hablaba bien. La entienden sus hermanos, nosotros a veces y claro está en el colegio menos todavía. Es incapaz de contarnos nada de lo que ha hecho en el colegio y si lo cuenta no nos enteramos de la historia. Creo que carece de cualquier estructura en el discurso, ni tan siquiera la mas mínima, su vocabulario es escaso y la estructura de la frase es rara. A ello le sumamos que tiene la lengua de trapo, que creo que confunde sonidos y que le cuesta mantener la atención. Ya se que pensareis que es muy pequeña, que solo tiene tres años.  Ya, pero todo lo que digo sobre ella es siempre comparándola con niños de su edad.  

Histéricos no debimos de ser, pues el profesor notó lo mismo. Además todo ello le dificulta su integración en el aula con sus compañeros, no es capaz de mantener el juego con el resto, va como una mariposa de un sitio a otro, está con todos pero con nadie.

Lo primero de todo fue empezar a buscar logopeda,

Mind mapping (II)


Siguiendo con el mismo tema de este nuevo sistema de aprendizaje, creo que es necesario aclarar que es de gran ayuda para un disléxico, siempre y cuando este haya sido tratado previamente de su dislexia. De nada sirve adentrarse en técnicas nuevas e innovadoras de estudio, si el problema principal sigue sin ser solucionado. Estas técnicas son de gran ayuda, pero primero tiene que tratarse la lectoescritura y todo lo que ello conlleva.

Mind mapping


El sábado fui a una presentación que daba un profesor del colegio de mis hijos sobre mind mapping. Me encantó, se lo recomiendo a las personas que tengan dificultades de aprendizaje, dificultades del tipo que sea, no solo disléxicos. Lo presentó Philippe Boukobza,tengo que decir que es un buenísimo profesor, se preocupa tanto por la persona en completo, por todas las inteligencias, no solo la matemática o lingüística, sino por la emocional del niño, los resultados que obtiene de sus alumnos son increíbles. Les da seguridad, autoestima, apoyo, encuentra el camino que cada niño necesita para llegar a adquirir el aprendizaje que se busca. Pues una cosa es segura, todos aprendemos, pero todos aprendemos de distinta forma y en distintos tiempos, con nuestro ritmo particular. El profesor o educador, debe de dirigir a su orquesta que es su clase, encontrando a cada niño su ritmo, sin que ello desentone la melodía que toca la clase. La partitura debe de ser no solo tocada por cada alumno, sino comprendida y sentida. El aprendizaje como la música debe ser algo que se interiorice dentro de cada miembro de la clase u orquesta. Cuando le toca a uno un buen director de orquesta y ves como tu hijo con problemas, es capaz de tocar a su ritmo, pero al mismo tiempo ser parte de la orquesta, de aportar al grupo y de sentirse bien, como madre te sientes muy agradecida. Ves que tu hijo es capaz al igual que el resto de los niños de tocar la melodía. Es más, hay días que incluso los demás se paran para escucharle a él, pues tiene cosas que aportar al grupo. Todos aprendemos de todos. En la clase, que es un abanico, aprenden los más listos, de los que son más lentos en su aprendizaje, no por ello menos listos. Hay múltiples inteligencias que desarrollar y aunque los niños con dificultades no destaquen en el aula a nivel académico, si que destacan en otras áreas. Para ello tenemos que tener un buen director de orquesta, un profesor que crea en tu hijo. Así es Philippe Boukobza, es alguien que creyó en mi hijo y le hizo ser parte de la orquesta, toco su melodía y no solo aprendió letras y números, aprendió otras muchas cosas, que aunque a corto plazo no se vean los resultados, si que los veremos a lo largo de la vida.